Intérpretes

Eugene Ysaye
(Bélgica, 1858-1931)
(Bélgica, 1858-1931)
Violinista, director y compositor belga nacido en Lieja. Estudió con el violinista polaco Henryk Wieniawski y el violinista belga Henri Vieuxtemps. Ysaye fue director de la orquesta de Berlín, con la que realizó numerosas giras. En 1886 Cesar Frank compuso para él su famosa sonata para violín. Entre 1886 y 1898 trabajó como profesor en el conservatorio de Bruselas, donde organizó el famoso Cuarteto Ysaye. En 1894 creó la Sociedad de Conciertos Ysaye en Bruselas. Entre 1918 y 1922 fue director de la Sinfónica de Cincinnati. Entre sus composiciones se encuentran sonatas, conciertos y obras para violín. Escribió también una ópera en dialecto valón en 1929. En 1937 el monarca belga inauguró el concurso internacional Ysaye un certamen que se realiza en Bruselas cada cinco años. Murió en Bruselas.

Leonid Kogan
(Rusia, 1924-1982)
(Rusia, 1924-1982)
Violinista ruso nacido en Dnepropetrovsk, Ukrania. Virtuoso fuera de serie, fue el máximo exponente de la violinística soviética contemporánea. Se formó en el Conservatorio de Moscú, del que sería profesor desde 1952. El gran salto a la fama internacional de Kogan se produce al conseguir el Premio de Bruselas (1951). Después, su prestigio se afianza no sólo como concertista, sino también como miembro de un ilustre trío que con Kogan formaron el pianista Emil Gilels y el violoncelista Rostropovitch. Quizá desde los tiempos del denominado trío del millón (por alusión a su elevado coste), en el que se unieron Rubinstein, Heifetz y Piatigorsky, no se había dado una agrupación de cámara tan sensacional. La belleza sonora de Kogan, la suprema elegancia de su fraseo, el cuidado por los más mínimos detalles expresivos, el ligado tenso, la ductilidad para abordar con éxito todos los estilos, desde Bach y Vivaldi hasta Prokofiev y Shostakovich, hacían de él un artista antológico.

Anne Sophie Mutter
(Alemania, 1963)
(Alemania, 1963)
Violinista alemana nacida en Rheinfelden. Realizó sus estudios junto a Erna Honigberger y al morir ésta con Aída Stucki Piraccini en la Academia de Música de Winterthur Zurich. Debutó con sólo trece años en el Festival de Salzburgo junto a Herbert Von Karajan, que la había escuchado un año antes en Lucerna (Suiza). Poseedora de una técnica sorprendente, en ocasiones dicen de ella que es la Paganini femenina, en la década de los noventa le fue concedida la Orden del Mérito de la República Federal Alemana. Casada con el compositor André Previn, ha grabado más de una treintena de discos en los que interpreta obras completas de Ludwing van Beethoven, Peter Tchaikovsky. Su interpretación, llena de imaginación, musicalidad y técnica prodigiosa, con el paso del tiempo ha demostrado lo que dijo una vez el visionario Herbert Von Karajan, “Será la mejor violinista del mundo".